La Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y la Fundación para el Estudio, Prevención y Asistencia a las Drogodependencias (FEPAD) han organizado la III Jornada sobre Adicciones Sociales bajo el lema ‘Cara y cruz de las tecnologías’. Esta actividad, que abordará los trastornos adictivos asociados a las tecnologías de la información, tendrá lugar mañana martes, 29 de noviembre, a partir de las 09:15 horas en el Aula Magna del edificio Altabix del campus de Elche. Los asistentes que pertenezcan a la UMH podrán obtener créditos de libre elección.
La Jornada contará con ponencias en las que intervendrán destacados investigadores en la materia. En la primera, el profesor del departamento de Psicología de la Salud de la UMH Daniel Lloret Irles expondrá su estudio ‘Uso de nuevas tecnologías en población universitaria’, según el cual el 44% de jóvenes universitarios que admiten ser consumidores de drogas utiliza Internet para buscar información sobre sustancias adictivas. Por su parte, la profesora de la UMH Mónica Gázquez abordará los factores psicosociales que potencian el abuso de Internet.
Asimismo, el profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia Mariano Chóliz Montañés impartirá la conferencia ‘Intercambios en la red: Adicciones virtuales’. La investigadora del departamento de Psicología Básica de la Universidad de Valencia Clara Marco Puche hablará del uso del móvil en la adolescencia.
Además, la catedrática de Psicopatología de la Universidad de Valencia, Rosa María Baños Rivera, el consultor en Inteligencia Competitiva Alessandro Comai y un representante de FEPAD debatirán sobre la relación entre las tecnologías y las drogodependencias. La directora técnica de FEPAD, Julia Aguilar Serrano, moderará la mesa redonda.
Por la tarde, los profesores de la Universidad de Valencia Mariano Chóliz Montañés y Clara Marco Puche expondrán, en una mesa de trabajo, los protocolos de tratamiento de adicción a redes sociales.
Con esta Jornada, se pretende promover la investigación, prevención y tratamiento de trastornos adictivos o avances que a nivel científico se siguen realizando para conocer el uso de las tecnologías entre diferentes grupos poblacionales.
Los interesados pueden inscribirse rellenando el formulario que encontrarán en la página www.fepad.es/adiccionoff.
REVISTA DE LAS ADICCIONES
La MDMA (3-4 metilenedioximetanfetamina) es una droga sintética psicoactiva químicamente similar al estimulante metanfetamina y al alucinógeno mezcalina. Los nombres callejeros para la MDMA incluyen éxtasis, Adán, XTC, droga del abrazo, frijoles, y droga del amor. Se estima que en los Estados Unidos en el 2003, alrededor de 470.000 personas mayores de 12 años usaron MDMA en los 30 días anteriores a la fecha en que fueron encuestados, una disminución importante en comparación con el 2002.*
Las investigaciones en los animales indican que la MDMA es neurotóxica; si lo es o no en humanos es, en la actualidad, una área de investigación intensa. La MDMA también puede ser peligrosa a la salud y, en rara ocasión, puede ser mortal.
La MDMA ejerce sus efectos primarios sobre las neuronas en el cerebro que usan el químico serotonina para comunicarse con otras neuronas. El sistema de la serotonina juega un papel importante en la regulación del estado de ánimo, la agresión, la actividad sexual, el sueño, y la sensibilidad al dolor.
Peligros para la salud
Efectos cognitivos Los usuarios crónicos de la MDMA tienen un rendimiento por debajo de los que no usan MDMA en ciertos tipos de tareas cognitivas o que involucran la memoria. Algunos de estos efectos pueden ser debidos, entre otros factores, al uso de otras drogas en combinación con la MDMA.
Efectos físicos
En dosis altas, la MDMA puede interferir con la habilidad del cuerpo para regular la temperatura. Esto puede llevar a un aumento drástico en la temperatura corporal (hipertermia), resultando en una falla hepática, renal y del sistema cardiovascular.
Debido a que la MDMA puede interferir con su propio metabolismo (o sea, su digestión en el propio cuerpo), se pueden alcanzar niveles potencialmente dañinos de la droga si ésta se usa en forma repetida durante intervalos cortos de tiempo.
Los usuarios de MDMA se enfrentan a muchos de los mismos riesgos que tienen los usuarios de otros estimulantes tales como la cocaína y las anfetaminas. Estos incluyen aumentos en la frecuencia cardiaca y la presión arterial, lo que es especialmente riesgoso en personas con problemas circulatorios o enfermedades del corazón, así como otros síntomas incluyendo tensión muscular, apretamiento involuntario de los dientes, nausea, visión borrosa, desmayo, y escalofríos o sudor.
Efectos psicológicos
Estos pueden incluir confusión, depresión, problemas para dormir, deseo vehemente por consumir la droga, y ansiedad severa. Estos problemas pueden ocurrir al momento de usar la MDMA y a veces hasta varios días o semanas después.
Neurotoxicidad
Las investigaciones en los animales vinculan la exposición a la MDMA con daño a largo plazo a las neuronas involucradas en el estado de ánimo, el pensamiento y el juicio. Un estudio con primates no humanos muestra que haber sido expuesto a la MDMA por sólo 4 días causa daño a las terminales nerviosas de la serotonina que son evidentes 6 ó 7 años después. Aunque no se ha logrado mostrar una neurotoxicidad similar en los humanos, las investigaciones extensas realizadas en animales que demuestran las propiedades dañinas de la MDMA sugieren que no es una droga segura para el consumo humano.
Riesgo escondido: pureza de la droga
A veces se venden como “éxtasis” otras drogas químicamente similares a la MDMA, como la MDA (metilenedioxianfetamina, el fármaco originario de la MDMA), y la PMA (parametoxianfetamina, fármaco asociado con varias muertes en los Estados Unidos y Australia). Estas drogas pueden ser neurotóxicas o crear riesgos adicionales a la salud del usuario de MDMA. De igual manera, las tabletas de éxtasis pueden contener otras sustancias además de la MDMA, como la efedrina (un estimulante); el dextrometorfano (DXM, un supresor de la tos que tiene efectos parecidos a la PCP en dosis altas); la ketamina (un anestésico usado principalmente por los veterinarios, que también tiene efectos parecidos a la PCP); la cafeína; la cocaína; y la metanfetamina. Mientras que la combinación de la MDMA con una o más de estas drogas es inherentemente peligrosa, existe la posibilidad de que los usuarios también la combinen con otras sustancias como la marihuana y el alcohol, lo que aumentaría aún más su riesgo físico.
MUY INTERESANTE
http://www.muyinteresante.es/salud/articulo/el-coleccionismo-puede-volverse-adictivo
Llega el mes de septiembre, y con él loscoleccionables inundan los quioscos. Aunque coleccionar objetos con moderación tiene beneficios psicológicos, según una experta en adicciones de la Universidad de Granada (UGR) también puede provocar que las personas con tendencia a sufrir untrastorno obsesivo-compulsivo desarrollen antes esta patología."Coleccionar objetos de manera exagerada es síntoma de este grave problema psicológico -una de cuyas variantes es el conocido como "Síndrome de Diógenes"- y de la adicción a las compras, dosenfermedades mentales que afectan aproximadamente al 12% de la población?, explica Francisca López Torrecillas, investigadora del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la UGR.En principio, y siempre que esta afición se cultive de forma controlada, coleccionar objetos es beneficioso desde un punto de vista psicológico, ya que permite desarrollar habilidades y actitudes como la constancia, el orden, la paciencia o la memoria. Sin embargo, el estudio apunta que en los últimos años se ha detectado un aumento muy importante de casos en los que el coleccionismo exagerado ha desembocado en un trastorno obsesivo-compulsivo o en una adicción."La excesiva necesidad de control, el perfeccionismo o la meticulosidad y el orden son muy frecuentes en las personas que tienen como hobby coleccionar objetos, pero también están muy relacionados con los trastornos psicológicos", asegura la experta.El coleccionismo llega a convertirse en una obsesión en aquellos sujetos que presentan una vulnerabilidad personal como falta de autoestima, escasas habilidades sociales y trastornos a la hora de enfrentarse a los contratiempos. "Cuando aparece este sentimiento de ineficacia personal, el coleccionismo compulsivo les ayuda a sentirse mejor", declara López Torrecillas.Según los datos de un sondeo realizado por la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios (AVACU), entidad miembro de CECU, más del 78% de los ciudadanos ha comenzado en algún momento una colección. Sin embargo, si hablamos de llevar a término la colección, un 65% ha completado alguna de las que ha empezado y un 35% nunca las ha terminado.